Los rincones nos
permiten organizar el aula en pequeños grupos,
cada uno de los cuales realiza una tarea determinada y diferente. Pueden ser de
trabajo o de juego.
Según el tipo
de actividad algunos rincones necesitan ser dirigidos por el maestro. En otros
rincones los niños/as pueden funcionar con bastante autonomía.
Organizados
en grupos reducidos, los niños y niñas aprenden a trabajar
en equipo, a colaborar y
a compartir conocimientos.
Los rincones también potencian su iniciativa y
el sentido de la responsabilidad.
Los
maestros/as planificamos las actividades de manera que cada niño/a vaya pasando
a lo largo de un período de tiempo por todos los diferentes
rincones de trabajo.
Trabajar
por rincones nos permite dedicar una
atención más individualizada a cada
niño/a, planificando actividades de aprendizaje adaptadas a sus conocimientos
previos.
Dependiendo de las necesidades de los alumnos/as y del material del que se dispone se pueden crear variados rincones, entre ellos: el rincón del proyecto, el del lenguaje, el rincón del grafismo, el rincón de las matemáticas, del ordenador, de las construcciones, de la casita...
Este modo de organización nos permite trabajar de la forma en que mejor aprenden los niños: mediante la experiencia y el juego.
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